domingo, 19 de abril de 2015

Curiosidades de famosos


Durante su juventud, el astrónomo danés Tycho Brahe se batió en duelo con un compañero de estudios, que le cortó la nariz casi por completo. Brahe llevó una postiza
durante el resto de su vida, fabricada en plata y oro.















La última voluntad del filósofo inglés Jeremy Bentham fue que no le enterraran sino que plantaran su cadáver disecado, como un árbol, en el camino de entrada a una mansión rural. Este deseo no se cumplió. En vez de eso, su esqueleto se conserva en el University Collage de Londres, sentado y vestido con sus ropas.












George Eastman, fundador de la empresa Kodak, odiaba que le hicieran fotografías.
















La famosa frase atribuida a María Antonieta "que coman pasteles" es, con toda probabilidad, falsa. Se supone que la reina dijo esto cuando sus consejeros le informaron del hambre que pasaban sus súbditos, porque no tenían pan. Pero en realidad, la frase había circulado en Francia, como un chiste popular, durante muchos años antes de la Revolución Francesa.











Sigmund Freud era un fumador empedernido, que consumía entre quince y veinte puros al día. A los 67 años contrajo un cáncer de mandíbula, pero siguió fumando. En sus últimos 16 años de vida, fue intervenido 31 veces. Murió en 1939 cuando, su médico, a petición suyo, le inyectó una dosis fatal de morfina.












En 1726, el escritor irlandés Jonathan Swift describía en su famosa obra Los viajes de Gulliver, "dos estrellas menores o satélites, que giran alrededor de Marte", incluso con sus proporciones y sus órbitas. Más de un siglo y medio después, en 1877, las dos lunas de Marte, Fobos y Deimos, fueron descubiertas oficialmente por el astrónomo Asaph Hall.












Si un copista transcribiera toda la obra de Mozart, emplearía 25 años, trabajando diez horas diarias.














El navegante y corsario inglés Sir Walter Raleigh murió decapitado en el año 1618, tras haber caído en desgracia a los ojos del rey Jacobo I. Su esposa hizo embalsamar su cabeza, y durante el resto de su vida la llevó siempre consigo, en un maletín de cuero.








A sus 97 años de edad, David Roth, experto en temas de memoria, era capaz de calcular el día de la semana de cualquier fecha comprendida entre los años 1752 y 3000, y se sabía de carretilla los teléfonos de los 600 miembros de su Rotary Club.



Uno de los misterios que envuelve a Leonardo da Vinci es cómo se las ingenió para ser excelente y prolífico artista, arquitecto, escultor, inventor... Parece ser, como asegura el investigador Claudio Stampi, del Institute for Circadian Physiology de Boston, EEUU, que el secreto de su desbordada capacidad creativa proviene de la extraña forma en que dormía. Leonardo se echaba una cabezada de 15 minutos cada cuatro horas; es decir, dormía una hora y media al día.

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