lunes, 17 de diciembre de 2012

Inventos

Las botas de agua.
Las botas de agua de caucho vulcanizado (Hunter) las inventó el norteamericano Henry Lee Norris, afincado en Escocia, en el invierno de 1955, y servían para caminar cómodamente por el campo, de ahí que el color original fuera verde. El primer «royal» en utilizarlas fue el duque de Edimburgo y, en 1986 se «apuntó» a ella la reina Isabel II, quien quería pasear tranquila por la campiña inglesa sin que se le humedeciesen los pies. Tras lucirlas Kate Moss en un festival en el 2005, están viviendo una segunda juventud como lo más «in» del momento.


La funda antimordiscos.



Una compañía suiza ha diseñado una prótesis de plástico que se coloca en los dientes delanteros de los perros agresivos para minimizar el daño en caso de mordedura. Allí se usa, incluso, como alternativa al clásico bozal.






El ajedrez para tres.
El «3 Man Chess» es una versión renovada del clásico ajedrez en la que comparten tablero tres jugadores, en vez de dos. Aunque la mayoría de los movimientos siguen exactamente igual, hay algunos que han tenido que ser modificados, como los de las, que ahora se mueven en círculos concéntricos  o cruzando el centro. También cabe destacar unas líneas verdes marcadas al lado de estas mismas piezas -que evitan que se coman unas a otras nada más comenzar el juego- y el centro del tablero, un espacio en el que ninguna pieza puede quedarse parada.


Los nachos.
En 1943, un grupo de esposas de militares estadounidenses destinados en Fort Duncan se desplazó hasta Piedras Negras (México) para pasar la tarde. Después de una agotadora jornada, quisieron parar para comer algo, pero el único restaurante que tenían cerca estaba cerrado. Aun así, el mesonero, Ignacio «Nacho» Anaya, las dejó entrar e improvisó un platillo con lo poco que le quedaba en la cocina: unas tortillas. Las cortó en triángulos, las frío y las aderezó con queso. Y el resultado fue tan exquisito que, durante meses, las 12 mujeres acudieron cada semana a pedir «nachos». Su fama se extendió rápidamente por todo México y Texas y, en 1959, empezaron a servirse por toda América.

Los refrescos sin burbujas.


El primero sin gas data de 1934. Su creador fue el valenciano doctor Trigo y el origen del nombre no está claro: hay quienes dicen que Trinaranjus es una combinación del nombre del inventor y «naranjus», el sabor original, mientras que otros apuestan por que eran tres naranjas las que usaba para cada botella.





La hidroterapia del colon.


La irrigación del colon se hizo popular a finales del siglo XIX gracias al doctor Wood, un quiropráctico estadounidense que recomendaba hacer circular agua por el intestino grueso para despegar materia fecal y desintoxicar el interior, algo muy importante para restablecer el ritmo natural del colon. Pero no es algo de hace poco más de un siglo. En el 4 a.C., Hipócrates ya recomendaba el lavado intestinal en caso de fiebre.



El martini.
El vermú italiano por excelencia comenzó a gestarse en 1847, cuando Alessandro Martini, Luigi Rossi y Teofilo Sola compraron la destilería de Pessione (Turín, Italia) en la que trabajaban y la rebautizaron con sus apellidos. Desde entonces, la fórmula secreta permanece custodiada en una caja fuerte de Ginebra y, en la actualidad, sólo la conocen con exactitud cuatro enólogos de la marca que suelen dar algunas pistas: contiene vinos blancos aromatizados  y más de 40 extractos naturales como el clavo de Madagascar, corteza de madera dulce de las Bahamas o raíces de lirio de la Toscana. Es el ingrediente básico del dry Martini, el cóctel por excelencia del agente 007, inventado en 1911 por un barman del Knickerbocker Hotel de Times Square (Nueva York).




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