martes, 5 de marzo de 2013

Personajes

Mario Balotelli.





El futbolista italiano viajaba un día en su espectacular Maserati cuando la policía le dio el alto y, tras una inspección, le preguntó por qué llevaba 25.000 libras en el asiento del copiloto. Sin inmutarse, Balotelli replicó: «Porque soy rico».





Mary Lynn Rajskub.


En el año 2006, la actriz norteamericana pasó una larga temporada fuera, meditando. A su regreso, entró en el café que había cerca de su casa y el camarero, nada más verla, le dijo: «Te veo distinta. Brillante, luminosa....». Rajskub, orgullosa, le explicó: «He estado meditando. Y ahora estoy segura de que hay un anillos invisible de amor que los conecta a todos. Y, si piensas en ello, eso es amor en estado puro....». El camarero la interrumpió: «Ya sé: te has puesto mechas».




John Wilmot.




El segundo conde de Rochester era conocido por ser un hombre escéptico y cínico en sus comentarios, con los que siempre despertaba una sonrisa. Por eso nadie le extrañó que, con su ironía habitual, comentase, hablando de la paternidad: «Antes de casarme tenía seis teorías sobre como educar a los niños. Ahora tengo seis hijos y ninguna teoría».




Cassius Clay.




Tenía solo 18 años cuando, en los JJOO de Roma 1960, ganó la medalla de oro en boxeo. Al regresar a su país (Estados Unidos) le impidieron el paso a un restaurante sólo para blancos. Clay renunció entonces al triunfo de su país y tiró la medalla al río.




Jean Anthelme Brillat-Savarin.




El prestigioso gastrónomo francés del siglo XVIII disfrutaba enormemente debatiendo sobre cocina con un chef llamado Mauricio. Un día, éste le comentó que un pollo se podía guisar de 365 formas distintas, a lo que Brillat-Savarin replicó: «De eso nada. Un pollo, para que esté en su verdadero punto, sólo se puede guisar de una manera: tal como lo guiso yo».



Steffi Graff.



En la semifinal de Wimbledon contra la japonesa Kimiko Date, en 1996, un espectador le gritó desde las gradas si quería casarse con él. La tenista, medalla de oro en los Ángeles 1984, se giró hacia la zona de donde había salido la propuesta y, ni corta ni perezosa, replicó: «¿Cuánto dinero tienes?».





Greta Garbo.




Por alguna razón desconocida, las películas de la Garbo siempre fracasaban estrepitosamente en Irlanda, así que la actriz decidió no asistir al estreno de una de ellas excusándose en que necesitaba estar sola. Un critico local escribió al respecto: «Si la señora Garbo quiere estar sola, tendría que venir a la proyección de una de sus películas en Dublín».




Rafa Nadal.

Con sólo 7 añitos, su tío y entrenador, Toni Nadal, lo animó a participar en su primer torneo de tenis profesional contra un chaval que le doblaba la edad. Como Rafa no lo tenía muy claro, su tío le dijo: «En serio, si veo que te da una paliza, haré llover y pararé el partido». El cielo estaba nublado y Rafa empezó perdiendo 3-0 pero, como luchador que siempre ha sido, remontó hasta ponerse 3-2... Entonces empezaron a caer las primeras gotas. Rafa se acercó a Toni y le susurró: «Puedes parar la lluvia. Creo que a este tío le gano».


Calígula.



Cierto día, estando con su bellísima amante Piralis, el emperador se quedó como extasiado, mirándola. Ella, abrumada, le preguntó: «¿En qué piensas, mi señor?». Y él, como quien dice el piropo más tierno del mundo, le contestó: «En que nada me impide, si se me antoja, hacer que te corten ese hermoso cuello».

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