lunes, 25 de marzo de 2013

El porqué de las cosas...

¿Por qué marea leer en un coche en marcha?
Si leemos mientras viajamos en coche, más pronto o más tarde sobreviene una sensación de náusea y mareo. La razón es que la información que recibe el cerebro de los diferentes sentidos no concuerda y de ahí viene la desorientación. Estimamos nuestra ubicación espacial gracias a la combinación de diferentes informaciones provenientes de los sentidos; entre estas tiene una particular importancia la recibida del oído interno, por su relación con el equilibrio y el movimiento. Pues bien, al leer en el vehículo en marcha los ojos permanecen fijos en el libro, incluso la visión periférica capta el interior del coche como una imagen fija. Todo ello nos comunica que estamos quietos. Si la marcha es lineal y sin cambios constantes en el desplazamiento -que es lo que ocurre si leemos en un tren en marcha-, no habrá problemas, pero si el automóvil se sacude, gira o cambia de velocidad, algo inevitable es un trazado con curvas, los oídos discrepan de esa información. En ese caso sirve de ayuda dejar de leer y mirar por la ventana, pues así se elimina la información contradictoria.

¿Por qué se forma la niebla?
La niebla es un fenómeno meteorológico que consiste en la formación de nubes muy bajas, en contacto con el suelo o a poca altura. Estas nubes están formadas por innumerables gotas de agua tan diminutas que pueden quedarse en suspensión. La niebla se forma al evaporarse la humedad del suelo. Esto provoca el ascenso de aire húmedo, que, al entrar en contacto con corrientes de aire frías. Por ello la niebla produce una considerable sensación de frió y humedad y en ocasiones llega a mojar. Se llama «neblina» cuando afecta menos a la visibilidad y «bruma» cuando la humedad es menor de un 80%, por lo que se dice que las partículas es suspensión en la atmósfera no son agua, como la niebla o neblina, sino polvo. La calima es una bruma más fina.

¿Por qué se orientan las palomas mensajeras?
El rasgo distintivo de las palomas mensajeras es su peculiar instinto de orientación. Una vez adaptada a un palomar, si la paloma es llevada lejos del mismo, es capaz de regresar al quedar en libertad, aunque tenga que recorrer centenares de kilómetros. Parece que para lograrlo no utilizan un único método. Se ha observado que si el cielo se nubla la paloma tiene problemas de orientación, por lo que la luz solar es necesaria para orientarse. Es más, la paloma mensajera tiene muy desarrollado su reloj biológico acorde con la latitud en la que se cría, de forma que tiene todos sus ritmos vitales adaptados a la intensidad y duración de la luz de ese lugar para cualquier época del año. Así, al soltarla dirige su vuelo en la dirección en la que el sol mostrará la adecuada posición aparente a la hora del día y época del año que la paloma recuerda. Además se ha detectado que la paloma se desorienta si se la tapa el ojo derecho, cosa que no ocurre si se la tapa el ojo izquierdo. Este hecho, unido al descubrimiento de magnetita en su pico, refuerza la suposición de que estas aves perciben el campo magnético terrestre y de que esta «brújula» está ubicada en el mencionado ojo y está regido por un solo hemisferio cerebral. El compás químico en el ojo podría se responsable de la determinación de la dirección, y las partículas  de magnetita en el pico, de la intensidad del campo magnético. Las palomas mensajeras usarían ambos métodos de manera complementaria para cubrir las largas distancias, pero una vez en las cercanías de su destino usarían su memoria topográfica  un sentido más evidente basado en el reconocimiento previo de puntos fijos como edificios, ríos, valles o arboledas.
¿Por qué rascar alivia el picor?
Podría definirse el prurito o picor como una sensación desagradable que provoca el deseo de rascarse. Surge a partir de una irritación de las células cutáneas o de las células nerviosas asociadas a la piel, por muy diversas causas -desde alergias hasta picaduras de insectos o quemaduras solares-, entre las que cabe incluir la autosugestión  pues a veces basta hablar del picor o pensar en él para sentirlo realmente. Cuando esta irritación se produce, la sensación de picor viaja por las fibras nerviosas más pequeñas, que conducen más lentamente los impulsos eléctricos  Pero solo por un 5 por ciento del total de estas fibras, ya que por el resto viaja el dolor. Cuando la señal llega hasta el cerebro se genera una respuesta refleja de frotamiento o rascamiento. Al rascarnos se estimulan otras terminaciones nerviosas contiguas y los nuevos impulsos crean cortocircuitos temporales, la sensación se dispersa a un área mayor y pierde intensidad, con lo que aparece el alivio. Pero al rascar también se estimulan receptores del dolor presentes en la misma área. Y si el dolor alcanza cierta entidad, puede causar que el sistema nervioso elabore sustancias analgésicas, que a su vez causan más picor.

¿Por qué el olfato determina el sabor?
Las papilas gustativas permiten percibir los sabores como combinación de los cuatro básicos: dulce, salado, ácido y amargo. Cuando las moléculas de la comida se mezclan con la saliva y pasan entre las fibras nerviosas, activan las membranas celulares provocando la respuesta igual que hace un neurotransmisor entre neuronas. También nos ayudan a identificar otros aspectos del alimento como la temperatura, la textura o el grado de picante. Pero parecen pocos elementos los que aquí se tienen en cuenta para la gran diversidad de alimentos. Lo parece y así es. Ya que es en nuestro sentido del olfato, que sí puede identificar miles de olores, en el que más nos apoyamos para identificar un sabor. Por ejemplo, reconociendo la combinación de moléculas básicas, como floral, mentolado, almizclado, acre, alcanforado, etéreo y pútrido, entre otras. En efecto, el aroma es la clave del sabor. Así, ya antes de la ingestión, nuestra nariz capta las moléculas odoríferas que el alimento libera. Durante la masticación, estas sustancias químicas penetran por la garganta y alcanzan la sección posterior de las fosas nasales, estimulando los receptores odoríferos correspondientes. En situaciones de congestión nasal por alergia, resfriado o similar, puede parecer que la comida tiene menos sabor que de costumbre, y basta también con pinzar la nariz para que el sabor prácticamente desaparezca.

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