lunes, 10 de junio de 2013

Aunque parezca mentira, fue....real!

Joe Woller, australiano de 28 años, estaba cansado de llevar llaves en los bolsillos, así que se ha implantado un chip de identificación por radiofrecuencia en la mano derecha con el que controla su casa, el coche y la moto.

El ejercito indio es el primero del mundo en usar granadas de humo repletas de chiles nagas, los más picantes que existen.

En Etiopía celebran la llegada del nuevo año con una ceremonia que se realiza junto a los ríos: primero se bendicen las aguas y luego, la gente arroja flores y se baña como símbolo de pureza.

La Policía checa intentaba bajar la tasa de motoristas accidentados colocando siluetas de mujeres en minifalda en los cruces más peligrosos. Creían que los conductores bajarían la velocidad para asegurarse de si era una agente real. Y les ha salido fatal la jugada, porque ahora los motoristas circulan a la misma velocidad ¡pero con los ojos fijos en la anatomía de la «agente»! Los accidentes se han duplicado.

Por Navidades (época de buenos deseos y perdón). Eso debió pensar el ladrón desconocido que envió un sobre con dinero a la tienda de herramientas de una familia de Pensilvania (EEUU) para pagar un martillo que había robado ¡hacía 30 años!

El último capricho para niños «pudientes» es que sean ellos quienes diseñen su refugio particular: un barco, un faro, una casa de cuento... Una a empresa española especializada en construcción infantil de lujo se encargará de convertirlos en realidad.

Para los japoneses la Navidad se trata de una fiesta secular, no religiosa, dedicada especialmente a la infancia. Por ello, los arbolitos navideños se decoran con pequeños juguetes, muñecas, abanicos y cisnes de origami (las clásicas figuritas de papel).

El primer sorteo de Navidad que se cantó en euros en el año 2002 duró nueve minutos menos que en las anteriores ediciones, al ser más corta la cantinela de los premios. Obviamente, los niños tardaban más en decir aquello de «150.000 pesetas» que en los actuales «mil euros».

Este año nos hemos librado, pero las próximas Navidades podríamos tener en nuestra mesa un suculento salmón... ¡transgénico! Si lo aprueban en EEUU -y después, en el resto del mundo-, sería el primer animal transgénico para consumo humano.

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