jueves, 15 de noviembre de 2012

Inventos

La pashmina. 



Las originales se tejen desde hace siglos con lana de las cabras del alto Himalaya, aunque hoy día lo habitual es ver imitaciones de todo tipo tanto para hombres como para mujeres.












Las bolsas de basura de diseño.
El mundo del diseño ya ha llegado hasta nuestras bolsas de basura, El primer paso fueron las bolsas con olor y, de ahí, se pasó a las Bin Bags. Por el momento hay dos divertidos modelos; el Christmas Pudding, que reproduce un típico pan navideño inglés; y el Pet Goldfish, que parece una enorme bolsa transparente llena de peces naranjas. Eso sí, el capricho sale algo caro (10 libras por pack).


Los picatostes.

Este sabroso alimento tiene su origen en las guerras carlistas. Cuentan que, durante un asedio, un general apellidado Picatostes y sus hombres permanecieron varios días sitiados sin más alimentos que pan duro y aceite. Así las cosas, el militar ordenó a su cocinero que cortase trocitos de pan y los friera para que, al menos los soldados comiesen algo caliente.






La ollas de porcelana.

Surgieron en 1750, cuando Johann Heinrich Gottiob von Justy recubrió las toscas ollas de hierro forjado que existían hasta entonces con los lustrosos y suaves esmaltes blancos que se usaban desde hacía siglos en joyería.





La veleta.

Aún siguen coronando muchas iglesias, pero el origen de las veletas se remonta al siglo II a. C. Antes de desaparecer, el mítico Faro de Alejandría estaba coronado por una estatua de Tolomeo I, que cambiaba de dirección dependiendo de hacia dónde soplara el viento. Esta información resultaba de gran ayuda para los navegantes. En la Edad Media, la veleta se convirtió en un símbolo cristiano y siempre coronaba las iglesias y monasterios, a menudo en forma de ángel. Con el paso del tiempo, este útil y decorativo elemento fue cada vez más habitual sobre los tejados de mansiones y residencias. Una de las veletas más empleadas reproducía un gallo, un animal siempre vigilante que ahuyentaba los malos espíritus.




El «frisbee».
Este «platillo volante» de plástico empezó vendiéndose en ferias en los años 40. Su inventor, el ex piloto de guerra norteamericano Fred Morrison, era un apasionado de los objetos voladores y lo ideó durante los 48 días que pasó preso en un campo de concentración nazi. Una vez libre, lo primero que lanzó fue una bandeja de palomitas de maíz. Diseñó un molde más aerodinámico y, aprovechando la moda de los ovnis, lo puso a la venta en 1948 bajo el nombre de «Platillo volador». Poco después, vendió la patente a Wham-O. Esta empresa había observado que los universitarios de Yale jugaban a lanzarse las bases de latón de las tartas fabricadas por la empresa Frisibie Pie CO., y decidieron copiarles el nombre: había nacido el «frisbee».

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