sábado, 27 de abril de 2013

El porqué de las cosas...

¿Por qué los teclados no están en orden alfabético?
La disposición se remonta a las primeras máquinas y su razón no es del todo clara. En algunos casos, la separación de las letras obedece a la necesidad de evitar que los tipos se bloqueen al golpear sobre la cinta. Pero tal explicación no basta: la disposición de la segunda línea casi es alfabética. Y como curiosidad, la línea superior contiene todas las letras de la palabra typewriter, es decir, «máquina de escribir» en inglés. Este orden se ha criticado por razones ergonómicas; aunque la mayoría de las personas somos diestras, la distribución del teclado exige que sea la mano izquierda la que efectúe el 56 por ciento del trabajo. Además, la destreza de los dedos no se relaciona con el uso de las letras; por ejemplo, los dos dedos más fuertes de la mano derecha -el índice y el medio- se emplean para dos de las letras menos frecuentes, la J y la K. Se han propuesto nuevos teclados basados en datos estadísticos sobre el empleo de las letras. Sin embargo, lo difícil que sería imponerlos ha hecho que el clásico QWERTY se mantenga vigente.

¿Por qué sudan los vasos con bebidas frías?
Pocas cosas apetecen más en un mediodía de verano, cuando el sol aprieta, que sentarse en una terraza al aire libre y disfrutar una buena bebida refrescante. Y normalmente, cuando agarramos el vaso, notamos que este ha sudado tanto que está perlado de pequeñas gotitas de agua, que resbalan y nos caen sobre la ropa, o que dejan un redondel perfecto en la mesa donde el vaso ha reposado. En realidad, no es que el vaso sude, sino que el vapor de agua que contiene el aire ambiente se condensa en el exterior del vaso. Esto se debe a la limitada capacidad del aire de contener vapor de agua, muy ligada a la temperatura por una regla de tres bien sencilla: cuanto más elevada es la temperatura, mayor es la cantidad de vapor de agua que puede absorber el aire. Por eso cuando nos sirven una bebida fría, la temperatura que rodea el vaso bajo, lo que conlleva que también disminuya la cantidad de vapor de agua que puede contener agua.... y para regularlo, elimina el vapor sobrante convertido en agua, la que vemos pegada al vaso en forma de rocío.

¿Por qué los zuecos son típicos de Holanda?
Cuando pensamos en un país extranjero, siempre entramos en generalizaciones que, no obstante, no se alejan mucho de la realidad. A los ingleses los imaginamos con bombín y vestidos como perfectos gentlemen, a los franceses con una boina y una camiseta de rayas... La imagen que tenemos de los holandeses nos los presenta calzados con zuecos en medio del campo, y que se popularizó en el siglo XIX entre las clases trabajadoras, ya que era barato y resistente, en Holanda  se usan como mínimo desde mediados del siglo XIV. La razón de que se decidiesen por este tipo de calzado desde tan temprana época la encontramos en el hecho de que Holanda sea una tierra muy húmeda, por lo que se protegían los pies con la madera esmaltada en que tallaban sus zapatos; al ser además muy altos, alejan a su portador de la tierra pantanosa. De hecho, el zueco debe su nombre a esta gran altura, ya que proviene de la palabra griega soccus, que significa ni más ni menos que «pedestal».

¿Por qué no se oxida el acero inoxidable?
El acero ordinario le ocurre como al ser humano, y por cierto también a la inmensa mayoría de los seres y sustancias que pueblan el planeta: se oxida. La oxidación, que a nosotros nos envejece, al acero le produce óxidos de hierro rojizo. En su caso se debe al contacto con el oxígeno del aire, fácilmente combinable con su estructura molecular, y muy corrosivo. Por fortuna para los usuarios del acero, a diferencia de lo que ocurre con el ser humano para el acero existe un procedimiento «anti-aging» muy eficaz, descubierto en 1913 por Harry Brearley, mientras experimentaba con aleaciones para fabricar cañones de pistola: aquellas piezas de acero que contenían una pequeña cantidad de cromo -habitualmente un mínimo del 12 por ciento- se mantenían sin óxido al cabo de los meses de haber sido manipuladas. Añadido al acero, el cromo le daba un aspecto brillante -es decir, ¡cromado!- y lo hacía resistente a la suciedad y a la oxidación. La razón es que los óxidos del cromo forman una capa impermeable que impide al oxigeno reaccionar. Más tarde se descubrieron otros metales, como el aluminio y el níquel, que reaccionan de manera similar, y se fueron fijando distintas aleaciones para distintas funciones. Por cierto, no hay que confundir entre el acero inoxidable, que es un material sólido, y los aceros «bañados»: la resistencia a la corrosión de estos aceros será siempre menor, limitada al baño de metales que protegen sus superficies.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...