El Skype.
El famoso sistema de comunicaciones telefonicas a traves de Internet que nos permite hablar gratis -o por muy poco dinero- nació en el 2003 de la mano de Niklas Zennström y su socio danés, Janus Frii. Iba a llamarse Sky Peer-to-peer, algo así como «el cielo, de punto a punto», y se abrevió como Skyper, pero el dominio Skyper.com ya estaba registrado y decidieron quitarle la última letra.
Las bailarinas.
Este comodísimo calzado nació en 1947 en pleno corazón de París, muy cerca de Ópera, cuando Rose Repetto diseñó un zapato de ballet especial para su hijo, el bailarín y coreógrafo Roland Petit. Pronto dejaron de ser sólo profesionales y la gente de la calle empezó a usarlas. Desde entonces, las bailarinas -de cordones, estampadas, etc.- forman parte de cualquier armario en el que se busque la comodidad y la flexibilidad.
Las chapas.
Poco después de la irrupción de las bebidas carbonatadas en el mercado americano -bajo el impulso de la Coca Cola-, se hizo patente la necesidad de un tapón que, además de cerrar las botellas de vidrio, lo hiciese con seguridad, garantizando la presión de forma continuada. Así nació, en 1892, el «tapón corona», idea del joven inventor irlandés, asentado en Baltimore, William Painter.
El abrebotellas.
El siguiente reto, una vez inventadas las chapas (arriba), era cómo abrir después las botellas. En 1894, fue el propio Painter -inventor de la chapa- quien patentó el abridor de botellas, que ya por entonces tenía un diseño muy similar al actual.
Los Doritos.
Arch West creó este rico aperitivo de maiz frito tras tropezar con un puesto callejero de nachos durante unas vacaciones familiares en México. Aunque, al principio, su idea no fue muy bien recibida por la compañía Frito-Lay, los pusieron a la venta en 1964, los llamó Doritos acortando la palabra española «doraditos»... ¡y fueron un éxito de ventas total! Ademas de «ambientar» muchos aperitivos, ayudaron a los soldados de la Marina norteamericana de la Segunda Guerra Mundial (era algo nutritivo, fácil de conservar y que pesaba poco si tenían que llevarlo en la mochila). West falleció en 2011 por causas naturales. Tenía 97 años y su hija confirmó a la prensa que su mayor deseo era ser incinerado rodeado de «sus» Doritos.
El bidet.
Las primeras referencias datan de 1710 en Francia, cuando la limpieza corporal se llevaba a cabo una vez por semana y el bidet servía para asearse las zonas «privadas» entre baños programados, aunque esta pieza no ha tenido la misma aceptación en todo el mundo. En Europa es un clásico de cualquier baño, mientras que buena parte de los americanos jamás han visto uno (la mayoría se duchan a diario). Hasta el año 1900, el bidet fue confinado al dormitorio. Como curiosidad, cabe destacar que bidet significa «caballito» en francés y que le llamaron así porque había que sentarse en él con las piernas abiertas, como cuando se monta a caballo.
La hemodiálisis.
En 1924, el alemán Georg Hass presentó a sus colegas médicos un ensayo que demostraba que era posible limpiar la sangre de los enfermos, pero no recibió los aplausos, sino burlas. A pesar de eso, siguió mejorando su máquina hemodializadora, cuyo uso se popularizó en 1960.
La tarta Tatin.
Esta soculenta tarta «al revés» nació por accidente en el hotel Tatin, en Lamotte-Beuvron (Francia), en 1889. Cuentan que Stéphanie Tatin se despistó y cocinó en exceso unas manzanas. Para no desperdiciarlas, les puso encima una lámina de pasta, lo horneó y, finalmente, le dio la vuelta para poder cortarlo mejor.
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