Tántalo

Rey de Frigia, fue hijo de Zeus y de la ninfa Pluto. La mitología griega personifica en él, poética y magistralmente, el suplicio del deseo que nunca se satisface. Según la leyenda fue amigo de los dioses, que le invitaban a su mesa, pero no correspondió a esta confianza. 

En efecto, Tántalo descubrió a los hombres los misterios de los dioses. Entre otras cosas que indignaron a Zeus, robó la ambrosía un manjar sólido que con el néctar  líquido, constituía el alimento de las deidades griegas; nueve veces más dulce que la miel, daba la juventud y la inmortalidad. También Tántalo quiso probar hasta dónde llegaba el poder de conocimiento de los dioses.

Total, que Zeus, indignado ante tamañas audacias, le reservó unos castigos que se han hecho célebres. Tántalo fue condenado a vivir en el infierno debajo de una roca que continuamente amenaza con caerle encima y también es víctima de una sed y hambre inaguantables. El agua le llega casi a los labios pero, cuando intenta beberla, baja el nivel: si pretende coger fruta que se le ofrece apetitosa en la rama de un árbol, la rama se aparta.