lunes, 18 de marzo de 2013

Inventos

La tarta Pavlova.
En 1926, en el transcurso de una gira mundial, la bailarina rusa Ana Pavlova visitó Australia y Nueva Zelanda. Fue entonces cuando el cocinero del Hotel Esplenade (Perth, Australia) quiso rendirle un sincero homenaje elaborando un postre ligero y blanco -tal y como, en su opinión, era Pavlova- a base de merengue horneado. Toda una «delicatessen».

El uniforme carcelario.
El clásico traje a rayas blancas y negras se creó en el siglo XIX en Estados Unidos para distinguir rápidamente a los presos. Tras ser considerado humillante, lo cambiaron por otro de manchas gris y verde militar que se retiró rápidamente porque camuflaba a quienes querían fugarse. Hoy, la mayoría usan monos de color naranja.

Los viajes turísticos para peluches.
Tan disparatado negocio empezó a funcionar en China y Japón y siguió en Berlín, Praga y Moscú y, hace unos meses, se instaló en España la primera agencia turística especializada en llevar de viaje a nuestros peluches más especiales. A partir de 50 euros, nuestra «mascota» podrá disfrutar de un paseo por el centro histórico de Barcelona, ver la Sagrada Familia, el Arc de Triomf e, incluso, alargar la estancia seis días para conocer toda la Ciudad Condal. Durante ese tiempo, dueño y peluche podrán mantener contacto vía «e-mail» o través de Facebook.

La música.
El nacimiento oficial tiene lugar en Mesopotamia donde, entre los años 3.500 y 500 a.C., surgieron los primeros instrumentos, como triángulos y tambores. También existen pruebas de un primitivo sistema de notación musical en el 800 a.C.

La patatas suflé.
La versión más exquisita de las patatas fritas nació por casualidad en Saint Germain-en-Laye el 26 de agosto de 1837, durante una comida oficial. Iban a servir patatas fritas y ya las habían puesto al fuego cuando el cocinero supo que los invitados se retrasaban, así que las sacó y esperó a que la reina María Amelia y sus convidados estuvieran a la mesa para seguir cocinándolas. Al echarlas en aceite caliente, las patatas se hincharon formando unos pequeños globos dorados y crujientes absolutamente deliciosos.

La aceitera Marquina.
La única aceitera que no gotea la ideó el diseñador madrileño Rafael Marquina en 1960, recordando la ingente cantidad de collejas recibidas en su infancia por tratar de echarle un chorrito de aceite a la comida e, inevitablemente, gotear el mantel que amorosamente había lavado y planchado su madre. Hace cuatro décadas  su entonces recién creada asociación de diseño fue invitada a una muestra internacional y Marquina recupero el deseo de su infancia de aliñar con aceite y que esa temida última gota volviese para dentro de la aceitera, en vez de caer o chorrear por el recipiente. Su sencilla y eficaz aceitera es hoy uno de los objetos más plagiados. Tanto que él mismo tiene una curiosa colección de imitaciones.

El vino para perros.
Surgió en el 2005 como respuesta a una necesidad: que las mascotas entren en el terreno humano hasta en el momento de tomarse una copita. Dicho brebaje -sin alcohol- está teniendo un considerable éxito entre los dueños de canes en Inglaterrra, que desembolsan 18 euros por cada botella.

Wikipedia.
El 15 de enero del 2001, Jimmy Wales y Larry Sanger abrieron una web para usuarios anónimos escriben en ella. ¿Su objetivo? Confeccionar la enciclopedia más completa del mundo. A pesar de la dudosa veracidad de algunos de sus artículos, Wikipedia goza de tal confianza que el actual «capo» de la web, Jimmy Wales, recaudó 12 millones de euros durante la campaña de donaciones de 2010.

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